Como su propio nombre indica, se trata de un gigante. Éste lleva una armadura y una especie de corona encima de su cabeza. Sus ojos son rojos y en la segunda fase del combate su ropa se prenderá en fuego. Su arma parece un hacha alargada sin mango.
HISTORIA
Hace mucho tiempo, el gran gigante Yhorm, el descendiente de un antiguo conquistador, fue llamado a dirigir al pueblo una vez subyugado, sirviendo tanto de su hoja como de su escudo. Cuando hubo quienes dudaron de él, les dio una espada gigantesca para mostrar su confianza. Arriesgó todo por su gente en las líneas de frente, luchando valientemente como una vanguardia de un solo hombre. [2] Se afirma que perdió a alguien que le era querido y, como resultado, abandonó su gran escudo, posiblemente como un gesto de respeto a su ser querido debido a su incapacidad para protegerlos. Posteriormente, entalló su machete para permitir el uso de dos manos, dándole un estilo de lucha aún más feroz. En algún momento, "solitario" Yhorm hizo amistad con Siegward de Catarina, quien se convirtió en un querido amigo de él.
Debido a una maldición desencadenada por las cuatro parientes femeninas de un oráculo desconocido, que también las convirtió en criaturas descuidadas codiciosas, se formó la Llama Profanada. Esta llama infernal salió de la nada y cayó del cielo, destruyendo la ciudad e incinerando a los habitantes. A pesar de la duda de los demás de que un gigante podía hacerlo, Yhorm se convirtió en un Señor de la ceniza para poner la Llama Profanada a descansar, pero incluso este sacrificio no podía salvar a su pueblo.
ESTRATEGIA
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